Clases de danza

La duración de las clases es de una hora y media, un día a la semana. Las clases se estructuran de la siguiente forma:

20 minutos dedicados a una completa tabla de ejercicios de estiramiento y tonificación muscular.

30 minutos de práctica de movimientos, enlaces y desplazamientos.

30 minutos de baile, aplicando los movimientos, enlaces y desplazamientos practicados.

10 minutos dedicados a una pequeña tabla de ejercicios de relajación muscular y mental.

Nuestros grupos de clase son muy reducidos, de máximo 5 alumnas, y no celebramos festivales de fin de curso en teatros, tan solo una fiesta de fin de curso en nuestra sala, durante la cual, quienes los deseen, pueden obsequiarnos con una pequeña actuación, tipo “hafla”. Así, podemos permitirnos trabajar sin presiones y también mezclar alumnas de distintos niveles en cada grupo, adecuando nuestro nivel de exigencia al nivel de cada cual, motivando con nuevos retos a las más avanzadas y acompañando con atención personalizada a las recién llegadas, para que atrapen a las veteranas lo antes posible.

Orientamos, pues, los ejercicios de práctica y las pequeñas coreografías para varios niveles al unísono, con variaciones adaptadas a cada nivel. Por ejemplo: pedimos un intento de shimi de cadera a la recién llegada, un verdadero shimi de cadera a la que lleva unos meses practicando y un infinito de cadera adornado con shimi a la alumna más entrenada. Los tres movimientos encajan igual de bien con la música del ejercicio, de manera que todas pueden bailar a la vez, pero suponen un reto propocionado al nivel técnico de cada una.

El precio de la mensualidad por una clase semanal es de 47 €. En el caso de dos clases semanales, aplicamos una rebaja y el precio es de 76 €, en lugar de 94 €.

Nos parece justo cobrar la mensualidad habitual también los meses en qué las clases se interrumpen por vacaciones, los de Navidad y Semana Santa, por dos motivos. El primero es que, en muchos de los meses, debemos impartir cinco clases en lugar de cuatro (una por semana), dependiendo de como se situan los martes, miércoles o jueves de cada mes en el calendario. El segundo motivo es que debemos mantener la sala también durante el cierre de Navidad y Semana Santa.

Asumimos, en canvio, los gastos de mantenimiento de la sala durante los meses de vacaciones estivales, puesto que no cobramos gastos de matrícula cada principio de curso.

Te ofrecemos la posibilidad de una clase de prueba para ayudarte a conocer cada tipo de danza, para que veas si es de tu agrado, y puedas decidir si te conviene continuar el curso. El precio de la clase de prueba correponde a la parte proporcional de una mensualidad: 12 €, puesto que el precio de la mensualidad por una clase semanal es de 47 €.

Disponemos de material para prestar a las alumnas, de forma gratuita:

faldas de gasa, abiertas por los lados y con cinturilla de goma, para todas las tallas

pañuelos de cadera

velos de gasa para principiantes

bastones para bailar Saídi

Mallas o leggings, para que os podáis ver bien las rodillas en el espejo durante los ejercicios, y camiseta, más bien ceñida, para que os podáis ver los movimientos de cadera y torso, con la finalidad de que os vayáis autocorrigiendo la postura. Mejor que estas prendas sean negras, porque os veréis más bien perfiladas ante los espejos.

En Danza Oriental, podéis complementar estas prendas con un pañuelo de cadera o una falda amplia, arremangada por los lados: os veréis más favorecidas en el espejo. Si tenéis vuestros propios velos y pañuelos, podéis traerlos.

En Danza Cíngara, la falda amplia es totalmente indispensable, para poder realizar todos los movimientos de “faldeo” propios de esta danza. Su amplitud mínima debe ser tal que podamos desplegarla con los brazos rectos sin soltar los extremos.

Ambas danzas se bailan con los pies descalzos. Ello proporciona la ventaja de que podáis ver cómo ponéis los pies y os acostumbréis a usar cada zona de los mismos para bailar. En el caso de que necesitéis bailar calzadas porque lleváis plantillas ortopédicas, podéis hacerlo, pero con la suela del zapato bien limpia antes de entrar en la sala.

En principio sí, siempre y cuando se desarrolle el periodo de incorporación, como en el caso anterior, con consciencia e inteligencia. Incluso podemos tratar de reeducar la distribución de los pesos e intentar volver a alinear los hombros y caderas descompensados por la torsión. Si la desviación es considerable, recomendaría al menos una sesión particular de Danzaterapia, para tomar consciencia de las incorrecciones posturales adquiridas por el cuerpo para compensar dicha torsión. Es muy importante no forzar ni los huesos ni las articulaciones durante las clases de danza, aún más en estos casos. Así, garantizaríamos que el periodo de incorporación a clase se realice sin agravar la lesión, y que, ya durante dicho periodo, se empiece a reeducar el cuerpo, compensando la desviación con un correcto trabajo muscular.

Sí, realizando los ejercicios como en los casos anteriores, con consciencia e inteligencia. A medida que se vaya acondicionando el cuerpo, irá aumentando la exigencia.

Quizás sí, dependiendo de la calidad y la cantidad de lo que sigas comiendo, si fue la comida lo que te engordó. Lo que sí te garantizo es que tu cuerpo se irá moldeando a medida que vayas bailando y que, al cabo de pocos meses, podrás lucir una hermosa figura, tanto si eres de complexión gruesa como si eres de complexión delgada.

A clase de Danza Oriental sí que puedes venir, si ya venías antes de quedarte embarazada y estás bien entrenada, puesto que la tonificación de los músculos del vientre te ayudará a retener el bebé. Aún así, te recomiendo abstenerte de los shimi, por si acaso, y moderar los vaivenes de cadera demasiado bruscos. Puedes centrate en las ondulaciones y los desplazamientos suaves.

Te desaconsejo que vengas a las clases de Danza Cíngara Balcánica, porque son más aeróbicas y no te conviene saltar si estás embarazada o intentas estarlo. No podrías centrarte en las ondulaciones y los desplazamientos suaves, como en la Danza Oriental, porque en las danzas cíngaras hay demasiados cambios de ritmo y de velocidad. Tampoco te aconsejo que vengas a las clases de Karsilama turco, porque no creo que te convengan las basculaciones constantes de pelvis que acompañan cada movimiento.

Si queréis conservar las articulaciones en su sitio y evitar esguinces, mejor que no. Si lo pensáis un poco, entenderéis que, con un correcto calentamiento, bailaréis más y mejor.